Macarena Valdés
Esta ilustración nació a raíz del caso de Antonia Barra, que estremeció a todo el país y creo que especialmente a las mujeres. Escuchando y leyendo todo lo que pasó me dio mucha angustia e impotencia pensar en todo lo que sufrió, que lo que le pasó le puede pasar a cualquier mujer, que ella no tuvo la culpa, y una pena profunda de pensar que Antonia no hizo nada para merecer lo que le pasó; me imaginé todo el sufrimiento por el que tuvo que haber pasado para no soportar más y terminar con su vida.
Pero lo que más me dio desesperación fue pensar todo el tiempo que llevamos exigiendo algo tan simple como respeto. Que la única manera de caminar tranquilas y sin miedo es estando acompañadas, porque si no, si nos llega a pasar algo, la culpa es nuestra. “Es que cómo se le ocurre salir vestida así, y sola, ¡y a esta hora! Se las andaba buscando...“
Este collage transmite sólo una parte de lo que se siente ser mujer en el mundo en el que vivimos. Esa desesperación que sentimos cuando vamos solas de noche camino a nuestra casa pensando en que en cualquier momento alguien nos puede atacar, y si no nos pasa nada es que tuvimos suerte. Esa preocupación de no quedarnos dormidas hasta saber que todas nuestras amigas también llegaron bien a sus casas. De que si nos quedamos solas en el taxi o la micro, de manera casi inconsciente nos memorizamos la patente, pedimos a alguien que rastree nuestro recorrido y nos llame si es que aún no hemos llegado, y vamos a la defensiva y siempre listas en caso de que el que te está llevando quiera abusar de ti.
Parte importante del collage es el abrazo entre mujeres. Es increíble la red de apoyo que se ha armado entre nosotras sin siquiera conocernos.
Espero que la generación que viene aprenda de los errores de la nuestra. Creo que es preocupante que aún tengamos que enseñarles a nuestras niñitas a cuidarse del abuso. Espero que podamos educar a nuestros futuros niños que hombres y mujeres se deben tratar con respeto. Que nada te da derecho a faltar el respeto a otra persona en la calle, a burlarse y humillar a una persona solo por ser mujer y estar sola, y a poner una mano encima de otra persona sin su consentimiento.
De verdad creo que algún día no será necesario seguir protegiéndonos entre mujeres, que poder caminar sola por la calle tranquila no es porque tuviste “suerte”. Que todo esto va a ser parte del pasado y de un trato que en unos años más nos va a parecer absurdo.
Hice este collage con la esperanza de que mis hijas y las tuyas caminen libres por la calle y dejen de vivir con miedo. Que su celular no esté lleno de los mensajes “¿Llegaste bien?”, “Avísame cuando llegues”; que no haya que enseñarles que no pueden caminar solas, o que tienen que ir acompañadas de un hombre para que no les pase nada.